No aceptes impulsivamente todas las solicitudes. Si buscas mantener un buen historial y puntaje crediticio, no es recomendable que apliques a todos los ofrecimientos de préstamos o tarjetas de crédito que recibes. Debes tener en cuenta que esta actitud es considerada negativamente por el sector financiero. Antes de aceptar una solicitud, es preferible que te tomes el tiempo necesario a fin de decidir certeramente qué es lo que más te conviene.
Comprueba el estado del crédito que te han ofrecido, es decir si está “Preaprobado” o “Aprobado”. En el primer caso, es muy probable que se trate solo de una estrategia de marketing con el objetivo de lograr que el cliente potencial firme el acuerdo. Este tipo de ofrecimientos no ha sido aprobado aún en forma definitiva, por lo cual puede ocurrir que al momento de formalizar el convenio las condiciones cambien sustancialmente en forma desfavorable.
Analiza concienzudamente las condiciones propuestas. Es importante conocer en forma detallada cuáles son las tasas de interés, los plazos de pago, los límites de gasto en el caso de las tarjetas de crédito, etc.
Confirma la vigencia de los términos del acuerdo. En algunas ocasiones, se intenta captar a los nuevos clientes mediante condiciones iniciales muy atractivas. Sin embargo, es necesario tener claridad acerca del tiempo que estas regirán, es decir si las mismas tendrán vigencia indefinidamente o si, por el contrario, vencido un plazo determinado los términos variarán. La nueva ley de tarjetas de crédito sancionada en 2010, establece un mínimo de seis meses, pero es importante saber cuál sería la variación de las tasas entre la promocional y la regular.